El orgullo de un país es su gente

Pero, si en algo encontramos consuelo, es en los actos de quienes se han volcado con entrega y coraje. Ver a nuestros jóvenes, a voluntarios y vecinos arrimar el hombro, arriesgarse y entregarse por el bien de otros, nos da la esperanza que necesitamos para caminar este difícil sendero. En cada esfuerzo, en cada mano extendida, en cada gesto de cuidado, sentimos el orgullo de un país que se sostiene a sí mismo en las horas más oscuras. Nuestra juventud, nuestra gente de toda España, demuestran que el espíritu solidario que nos define está vivo y presente de una punta a otra.

Así, alrededor de la mesa, no reímos como antes, no. Hoy, en silencio, brindamos con quienes aún están aquí, y honramos a quienes ya no podrán acompañarnos. El sorbo de una copa, un bocado que nos recuerda el sabor de casa, una cultura común que valora su gastronomía y educación. Porque, aunque el duelo nos pese, sabemos que en cada acto de unión y de consuelo está el reflejo de quienes somos y el camino que queremos construir juntos.

Patricia Vasco Campos