¡Feliz día de Andalucía desde nuestras gallegas mesas!

Cuando hablamos de la gastronomía española, es imposible no destacar dos de sus regiones más icónicas: Andalucía y Galicia. A primera vista, sus cocinas pueden parecer muy distintas—una marcada por la influencia mediterránea y la otra por el Atlántico—pero juntas representan una parte fundamental del mosaico culinario español. Mientras que Galicia se define por sus mariscos, pescados y la contundencia de su cocina de interior, Andalucía deslumbra con sus frituras doradas, guisos con herencia árabe y el inconfundible sabor del aceite de oliva. Ambas regiones comparten una pasión por los productos de calidad, el respeto por la tradición y una cultura gastronómica profundamente arraigada en la vida cotidiana.

Si Galicia es sinónimo de percebes, pulpo a feira y empanadas, Andalucía brilla con su pescaíto frito, el salmorejo y los guisos marineros del sur. Curiosamente, el mar une a ambas tierras: la costa gallega proporciona algunos de los mejores mariscos y pescados de España, mientras que Andalucía, con el Mediterráneo y el Atlántico a sus pies, ha desarrollado una cocina que también gira en torno al mar. No es casualidad que platos como el cazón en adobo o las almejas a la marinera tengan su reflejo en las recetas gallegas, demostrando que, aunque los ingredientes y las técnicas puedan variar, el amor por el producto fresco es un lenguaje común.

Además, si algo une a ambas cocinas es su capacidad para crear platos con identidad propia que, al mismo tiempo, son accesibles y celebrados en toda España. Desde el pan gallego que acompaña el mejor jamón andaluz hasta un buen Albariño que marida de maravilla con un espeto de sardinas malagueño, la combinación de ambas gastronomías crea un equilibrio perfecto entre frescura y contundencia. No es exagerado decir que Galicia y Andalucía, con sus contrastes y similitudes, representan buena parte de lo mejor de la cocina española: tradición, sabor y una fuerte conexión con la tierra y el mar.

Patricia Vasco Campos